
¿POR QUÉ ALGUNAS MUJERES NO ABANDONAN A SUS PAREJAS TRAS UN MALTRATO?
El proceso de victimización que sufre la mujer en una relación de maltrato es algo progresivo, y para cuando surge una agresión física, ella ya está muy dañada en la esfera emocional y psicológica (pérdida de autoestima, inseguridad en sí misma…), incluso a nivel relacional, a menudo sus relaciones con sus personas de apoyo también se han deteriorado.
En las primeras fases de la relación, el agresor no utiliza la violencia manifiesta, sino que va sentando las bases de una relación de control y dominio hacia la mujer, pero de forma sutil, a veces disfrazada de preocupación y amor por la víctima (“Quiero saber en todo momento dónde estás porque me importas”, “No me gustan tus amigas, no son buena influencia para ti“, “No me gusta que quedes con tus amigos porque te quiero y te necesito a mi lado”, …).
Sólo cuando esta situación de dominación está bien asentada, aparece la violencia psicológica (insultos, faltas de respeto,…).
Y tras ella, puede aparecer la violencia física.
De modo que un comportamiento que en las primeras fases de la relación no hubiera sido tolerado por la mujer (por ejemplo un empujón contra la pared), cuando se produce tras un proceso de anulación psicológica, es tolerado y la víctima no reacciona dejando la relación.
Por otra parte, en muchos casos el agresor ejerce la violencia de forma intermitente, y existen periodos de calma en los que la mujer cree que él ha cambiado.
Todas estas situaciones llevan a una disminución de la capacidad de la víctima para detectar y reaccionar ante las agresiones que recibe.
Cuando se llega a este estado, suele ser necesaria una ayuda profesional para salir de ese círculo vicioso, en el que estar con esa pareja le anula más, y por esa anulación se ve incapaz de dejarle.
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